- Pero vamos a ver si nos aclaramos: ¿tú qué le pides a la vida, chavalote?
- Nada del otro mundo. Me conformo con, a través de mi ejemplo, elevar las conciencias, entender las mentes, izar los corazones, convertir cobardes súbditos en noble ciudadanos y hacedles entender la urgente necesidad colectiva de acabar entre todos con lo existente.
- Pues te has equivocado de lugar, fenómeno, aquí ya no quedan ni súbditos ni ciudadanos, sólo público; sólo vil, impúdico y vulgar público, pueblo ínfimo, cadáveres sin enterrar, muertos que pagan todas las noches su entrada al teatro...
Acotación escénica. En este justo instante nuestro personaje da un grácil giro de cuello, estilo Klaus Kinski, que deja fuera de campo a su interlocutor, le sitúa frene a la cámara y le permite seguir con su discurso dirigiéndose directamente al público, desde un intenso primer plano que encuadra sólo su boca.
-... porque en esto, damas y caballeros, han convertido a España: una pésima obra de teatro, una esperpento infecto, a cuya pérfida representación estamos obligados, querámoslo o no, a asistir todos los días...una obra con un sinfín de pésimos actores a sueldo del régimen, cuyo único objeto es repetir hasta la náusea su vomitivo papel...un nefasto guión, salpicado por abundantes faltas de ortografía, de un aburrimiento que espanta, hecho a base de latiguillos, frases mal hechas y un maloliente lenguaje políticamente correcto...todo ello en un decadente escenario donde nuestra histórica grandeza y ejemplar dignidad han sido sustituidas por un barato decorado de cartón que se cae a trozos en tal que sopla un poco el viento...
José María Blanco White. España es incurable
Fernando Blanco Inglés. "La Cuestión Q, 2"
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