jueves, 3 de septiembre de 2020

Dies Irae

 No tendré miedo… cesará por fin mi mala suerte… Cuando deje de ser, el Cielo y la Tierra se pondrán de mi parte y sacarán del bombo el premio gordo cuando llegue mi turno… 
   No tendré miedo… nada como el placer inenarrable de cerrar los ojos y no tener que volver a abrirlos jamás… 
   No tendré miedo… que le den por saco al ser… que se joda la existencia… ¿por qué iba a tenerlo quien piensa pasarse unas envidiables vacaciones tumbado a la bartola en la hamaca de la eternidad, infinitamente lejos de un mundo plagado de intimidaciones abstractas y amenazas concretas?… 
   No tendré miedo… Un día de cólera oscuro como la noche se apoderará del mundo
   No tendré miedo… Un día de cólera el sol se apagará envuelto en las tinieblas
   No tendré miedo… Un día de cólera el fuego caerá sobre nosotros y el bello castillo de la Tierra perecerá
   No tendré miedo… Un día de cólera gritarán deteneos, y los relámpagos amenazarán a los hombres con el oleaje acusador de sus acciones… mira por dónde, qué gracia, yo ya no estaré allí y el fin del mundo se tendrá que celebrar sin mi presencia… supongo que las autoridades, en vista de lo visto, sabrán disculparme… 
   No tendré miedo… Un día de cólera el sonido de las trompetas llamará a los vivos y a los muertos… no habrá sitio al que huir ni tumba en la que poder esconderse… No me jodas que, aun estando muerto, me fastidiarán la siesta esta banda incalificable de hijos de puta… hay que tener muy, pero que muy mala hostia para irte a resucitar con el exclusivo fin de volverte a condenar… Da igual, me importa un pijo, no tendré miedo, no les daré ese gusto, a pesar de los pesares y del sublime acojono que me está entrando por dentro, que me trepa por las venas, que me asfixia la sangre y no me deja ni respirar… 
   No tendré miedo… lo tengo más claro que el agua: es preferible morir a tener que vivir conmigo… se acabaron las disyuntivas… 
   No tendré miedo… ¿morir? Qué cosa tan tonta… Si me paro a pensarlo, no he deseado otra cosa en mi vida… con toda mi alma… 
   No tendré miedo… por mi mente sólo pulularán mar, olas, viento y los veleros de la nada surcando sin prisas el mar del vacío… 
   No tendré miedo… ¡qué cojones!… a tomar por culo los valles de lágrimas, los montes del Calvario, la puta esclavitud de los que nacimos predestinados en los fétidos corrales de la Muerte… 
   No tendré miedo… ¡Oh, muerte, irme contigo de la mano, lejos de todo esto! ¡Qué placer inenarrable, qué regalada vida, qué lujo existencial!... 
   No tendré miedo… desaparecerán de mi vista todos ellos… no quedará ni uno… dejarán por fin de joderme… no habrá más mujeres insatisfechas,  ni novias despechadas, ni oportunistas que medren a tu costa, ni estafadores al acecho, ni arribistas que te pisen el cuello, ni prestidigitadores del capullo, ni perros hijos de puta, ni facturas, ni bancos, ni querellas, ni gatos neuróticos, ni esa multitud asombrosa de imbéciles a los que resulta imposible evitar en una ciudad tan pequeña como ésta… 
   No, no tendré miedo… saldré de la realidad con la túnica inmaculada de los domingos y las sandalias exentas de polvo… 

Fernando Blanco Inglés, "Mimesis". Ed. Contrbando, 2017



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