En el templo de la oscuridad emerge la Gran Luna Llena, esa inmensa hostia que alza majestuosamente El Sacerdote de las Tinieblas sobre la inmensidad patena en calma del mar...
Se han sucedido las nubes. Ha declinado el viento. Se ha desvanecido la espuma. Han desaparecido las estrellas. Se han volatilizado los leves jirones de niebla que Dios pintó hace un rato sobre el lienzo de la noche. Ha cesado su rosario el sagrado rumor de las olas. Agonizan por doquier ruidos y movimientos... Calma... Bonanza... Serenidad... Silencio... Éxtasis... Misterio... Como si el alma de todas las cosas se hubiese percatado de modo imprevisto que se se han abierto las puertas del santuario del vacío invitándolas a ingresar en su seno...
Fernando Blanco Inglés, "El burdel de Venus", 2020. Ed. Contrabando.
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