más doloroso rastro que las
huellas de su ausencia.
Sobre el desierto de mi angustia llueve tu sed.
Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q, 2"
Yo soy todos los sitios en los que has estado, todos los momentos que has vivido, todas las músicas que has bailado...la tierra que pisas, el aire que respiras, el agua que bebes...tienes que acordarte aunque lo hayas olvidado...yo soy el mar en el que sumerges tu cuerpo derrotado, el cielo por el que viajan elípticamente tus estrellas, la selva por la que se desliza el frío silencio de tus serpientes, el desasosiego que irradia el oscuro recuerdo de tu olvido...no se puede olvidar lo que nunca será recuerdo...los ojos con que miras, la lengua con la que hablas, los dedos con los que acaricias la piel del aire, el fuego en el que se abrasan tus palabras cuando se cansan de no decir nada...
Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q, 2"
Fernando Blanco Inglés, "Asalto al Hermitage"
beber
vino
de mar
en la copa de las rocas
con la
serenidad del pingüino
y el frenesí de las focas.
Fernando Blanco Inglés, “Alrededor del sol”.
¿Qué fue del sol y la luna?, ¿qué de los días, de las tardes, de las noches y de las estrellas?
Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q, 2"
Mentir por amor al arte, mentir por urbanidad, mentir por conducta social, mentir por cualquier cosa, mentir por dios y por la virgen, pero mentir, mentir, mentir hasta el final…Cinco minutos de verdad ininterrumpida son suficientes para mandar al garete una amistad, para acabar con un matrimonio, para destruir una familia, para hundir en el fango a una sociedad, para quemar las máscaras del carnaval, para arrancar los cimientos que sostienen en pie este infame mundo ideal…
Fernando Blanco Inglés, "La Cuestión Q, 2"
El fino estoque de España
como relámpago de acero
se clavaba en las entrañas
hasta el abismo de fuego.
Fernando Blanco Inglés, "Alrededor del sol"
No te turbes ni te extrañes, encanto. Te hallas exactamente donde tienes que estar. Justo ahí donde no hay ahí. En el sitio sin lugar. En ese preciso instante en el que el tiempo, harto de sí, renuncia a su legítimo derecho de existencia. Deja de pensar, lucero. No te aflijas, radiante luz de mis entrañas; no te esfuerces, no te angusties, no le des más vueltas a lo que de ningún modo puede girar y abandónate sin sombra de incertidumbre a ese momento en el que con pleno vigor rige la inconsciencia sobre el mundo, cual feliz hermosura derramada por la copa de Dios sobre el resplandeciente mantel de la vida...Actúa: busca en el armario de este poema una leve blusa de aire y una minifalda de cristal. Indaga en sus cajones invisibles la graciosa posibilidad de hallar tibias medias de seda. Envuelve con ellas las hermosas elipses de tus muslos. Abre el abismo de la cajonera. Introduce tus delicados pies en esos zapatos de tacón que con tan inusitada luz te reclaman, cuya estructura ha sido fabricada especialmente para ti con la espuma que bate el río en el que beben las gacelas azules del universo. Embadúrnate de luna los labios. Enjalbega la suprema oscuridad de tu rostro con las estrellas de esa noche maravillosa que nunca vendrá. Cubre tu pelo bajo ese pañuelo expresamente confeccionado para tu adorno por las costureras del misterio, mediante hilos de brisa que con sutil gentileza agita la superficie del mar del olvido. Y sal, sal desnuda, envuelta en ti, plena de ansias, con todo el ímpetu de tu ser, animada en el más soberbio de tus deseos para darte un espléndido garbeo por los laberínticos bulevares de su interior, a la búsqueda indeclinable de amor...
Fernando Blanco Inglés, "Arquitectura del sueño". Ediciones contrabando, Narrativa 3. 2013
Es una ballena que al sumergirse provoca agudos estremecimientos en las antípodas desprevenidas del océano.
Es un león cuyos rugidos desgarran la piel espantada de la jungla.
Es un águila que divide en dos al cielo dejando una cicatriz infinita en el aire.
Es un tiburón que muerde con ansia el agua hasta hacer sangrar al mar.
Es una piedra en cuyo seno bailan desnudos los más altos niveles de conciencia metafísica del mundo.
Es una región sin mapa... atravesada por una carretera de la que se desvía un sendero... es un sendero que conduce a una casa... es una casa en medio del bosque... una casa que carece de puertas y ventanas, de paredes y techo, de llave y cerradura... una casa sin elipses ni esquinas... sin vértice sn ángulos... es nuestra casa... la pasión es el único modo admisible de residir en ella... la noche es nuestro lecho y la luna nuestra almohada...
Fernando Blanco Inglés, "La cosa en No". Ediciones contrabando, colección Marte nº 0, 2015
Fuerzas terribles esposan al aire y encadenan al agua. Esto cansa. Fatiga en exceso. Hasta la realidad, son muchos años, está agotada de tener que serlo…en sus siestas sueña con la desaparición de todos los hombres de la faz del mundo y, en consecuencia, con dejar de ser por fin realidad y vivir el resto de sus días tranquilamente en un lugar donde nadie se acuerde ella ni la nombre.
Fernando Blanco Inglés, "La Cuestión Q, 2"
Justicia, libertad, igualdad, bienestar social, revolución...entre otros toscos artefactos de sentido destinados a encadenar el océano de nuestra ignorancia. Conceptos sociales momificados en acartonados ataúdes de supermercado sin fechas de caducidad que, una vez muerto dios, constituyen el sistema teórico de la política como nueva religión de Estado. Ideal para fanáticos. En la batalla campal del lenguaje, nuestra principal arma consiste en desmontar bloque a bloque las pirámides en cuyas cúspides brillen términos generales, para averiguar cómo el poder real del Faraón los instituyó con carácter eterno en el idioma.
Fernando Blanco Inglés, "La Cuestión Q, 2"
En el infinito espacio que se abre entre los opuestos de cada disyuntiva mental, yo bailo.
Fernando Blanco Inglés, "La Cuestión Q, 2"
Me acuerdo de no tener ningún recuerdo.
Me acuerdo de carecer de memoria.
Me acuerdo del grano sin arena, de la llama sin fuego, de la brisa sin aire, de la gota sin agua, de la sonrisa sin gato, de la flor sin pétalos, del árbol sin raíces ni ramas…
Me acuerdo del vacío.
Me acuerdo de la nada. Me acuerdo del no ser.
Me acuerdo del misterio.
Me acuerdo de la amnesia.
Me acuerdo del enigma.
Me acuerdo del secreto.
Me acuerdo del olvido.
Me acuerdo de rostros sin imagen, de moléculas sin átomos, de conceptos sin palabras…
Me acuerdo del perfume que desprenden las huellas de animales extraordinarios que dejaron de existir milenos antes de que yo naciera.
Me acuerdo del círculo sin diámetro, del cuadrado sin lados, del triángulo sin vértices, de la matemática sin números.
Me acuerdo del eco eterno de un sonido fugaz, resonando bajo la cúpula de un universo sin estrellas.
Me acuerdo de voces sin lengua, de miradas sin pupila, de caricias sin tacto…
Me acuerdo de los gritos inaudibles que proclaman las ausencias omnipresentes.
Me acuerdo de buscarme en ti y encontrarme sin mí.
Me acuerdo de divinidades sin templo, de religiones sin institución, de oraciones sin voz, de cánticos sin música, de un éxtasis perpetuo a años luz de cualquier modo estipulado de conciencia.
Y, sobre todo, me acuerdo, cuando cierro los ojos y renuncio definitivamente al pensamiento, de un infinito amor sin nombre y de una gloriosa, exultante y resplandeciente inexistencia.
Escucha cómo una voz irresistible pronuncia la transparente ausencia de tu nombre en el inconfundible idioma del más allá.
Escucha y obedece, escupe tu alma, vomita tu pensamiento, sal de ti siniestro engendro, impropio ser, burdo monstruo, vil espectro, bastardo demonio, ajena existencia, abyecto ser, abandona tu casa, tu pueblo, tu patria, tu hogar. Ve más allá.
Más allá de todo límite. Más allá de toda frontera. Más allá de la línea imperceptible que se esconde tras las trampas hipnóticas del horizonte. Obedece, sométete. Ya está bien de perder el tiempo apuntalando el cadáver con el que visten tus decadentes simulacros quienes te mantienen en formol. Acátate, obedécete con fervorosa sumisión. Aléjate de ti, huye sin tardanza, sin más espera, a toda hostia, de la mano del sabio principio que dictamina no volver la vista atrás. Más allá.
Más allá del fuego, más allá del aire, más allá de la tierra, del cielo y del mar. Más allá de ti. Más allá de yo. Más allá de nosotros. Más allá de la realidad. Más allá de todo. Más allá de más allá. Más allá.
Fernando Blanco Inglés, "La Cuestión Q, 2"
Prefiero morir de ti que vivir sin mí en este cementerio.
Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q, 2"
Por abdicación escandalosa de la ciudadanía, estamos en manos de siniestros magos de feria que diseñan sobre el teatro de operaciones múltiples engaños políticos, administran embelecos, articulan falacias, propalan bulos, escenifican representaciones, eclipsan hechos, nunca formulan explícitamente sus intenciones, difunden como documentales inverosímiles trolas aberrantes, por donde ellos pasan queda arrasada la hierba, consideran que cualquier brizna de realidad ha de ser aplastada por los caballos mecánicos de la manipulación, al amparo del principio Confunde y vencerás.
Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q, 2", 2019.
Sonar
en las puertas de la noche
doble aldabonazo nuclear.
Fernando Blanco Inglés, "Alrededor del sol".
Palabras de sarcófago: libertad, solidaridad, justicia, progreso, democracia, sentido común, igualdad…esas categorías de sentido nulo y huera significación, henchidas de ampuloso verbalismo, infladas con helio asignificante, tan queridas en el marco lingüístico de la ideología dominante y tan proclives a constituirse en parte esencial del discurso político, son, a lo que se ve, por su vigencia en el tiempo, inmunes a todo intento revolucionario de destrucción. No hay quien pueda con ellas.
Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q, 2"
Las fuerzas invasoras del enemigo han ocupado todo el terreno. Hasta el último rincón, No hay espacio para el amor ni para la vida ni para revolución ni para la muerte. Sólo nos permiten estar donde no nos dejan ser. Ésa es la condición.
Salomón
Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q, 2"
Estaban aquí desde el principio…
No tendrán necesidad de derribar murallas ni de echar puertas abajo.
No utilizarán como los de antaño la vieja estructura de la civilización para crear y desarrollar nuevas culturas.
No venerarán estériles símbolos, ni cantarán salvajes himnos, ni enarbolarán estandartes, ni tendrán límites, ni respetarán fronteras.
El rendimiento de la tierra, el comercio, la producción, el consumo y el desarrollo industrial les importa un bledo.
La naturaleza, la cultura y toda aquella expresión que tenga que ver con la gracia y el arte les son ridículamente ajenas.
Odian a muerte todo aquello que no sirva para satisfacer de modo inmediato sus subvertidos instintos. Consideran un obstáculo a eliminar todo lo que se interpone entre la realidad y su deseo.
Ellos son lo único que son.
Su objetivo es la destrucción general.
No perderán el tiempo en tonterías.
No establecerán disputas estériles.
No tratarán de convencer a nadie.
No se distraerán con sandeces.
No dejarán piedra sobre piedra.
Arrasarán los cimientos.
Arrancarán las raíces.
Secarán el agua.
Exiliarán el aire.
Sepultarán en el abismo a la tierra.
Practicarán metódicamente el canibalismo hasta la desaparición absoluta de la especie. Sus corderos beben sangre, sus ovejas son antropófagas y sus jilgueros se han convertido en insaciables aves de carroña.
Los nuevos bárbaros no vendrán de ningún sitio…
Estaban aquí desde el principio…
Somos nosotros.
Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q, 2"