Con el tiempo nos despedimos de nosotros, nos vamos dejando atrás, tirados en la cuneta, abandonando sin titubeos ni reparos de conciencia a aquellos que fuimos, a los que por sólo querer vivir no les importó nunca saber quienes eran para transformarnos en una desasosegante interrogación sin respuesta acerca de quienes somos, como estúpido modo especulativo de renunciar a vivir, remendando con palabras secas y confusas imágenes los retales del radiante vestido ceremonial que una vez llevamos puesto en el día de nuestra boda con la naturaleza.
James Matthew Barrie: Dios nos dio la memoria para que pudiéramos tener rosas en diciembre.
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