Cualquier gota de agua que caiga sobre el estanque de su cerebro exacerba sus contradicciones y lleva al límite sus opuestos. Su exquisita locura multiplica por infinito las insignificancias del mundo. Es de una sensibilidad que espanta: se asoma a un charco y ve nadando desnudo a Dios, escucha un murmullo y en su cabeza resuena a todo trapo la obertura de Guillermo Tell, palpa con la yema del índice el vacío y siente en cada átomo de su cuerpo la mayestática plenitud del ser.
Fernando Blanco Inglés "La cuestión Q, 2"
Así era.
ResponderEliminarasí, y mucho más...
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