Bendito aquel para quien todas las apariencias son anónimas y todas las esencias inexistentes.
Bendito aquel que se interna en un bosque en llamas para salvar del fuego la rama en la que se han de ahorcar los que no resisten el carácter apocalíptico de la existencia.
Bendito aquel para quien la amistad y el amor se hallan situados más allá de toda ley, toda norma y todo tipo intolerante de razón.
Fernando Blanco Inglés, "La cosa en NO"
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