Si vendiste
amigo
tu carne
al siniestro demonio de la razón
deberás
convenir
conmigo
que habrás de sobrevivir a ello
con la soga anudada al cuello
los venenos secando tu sangre
y una hermosa navaja de fuego
temblando
en el centro exacto de tu corazón.
amigo
tu carne
al siniestro demonio de la razón
deberás
convenir
conmigo
que habrás de sobrevivir a ello
con la soga anudada al cuello
los venenos secando tu sangre
y una hermosa navaja de fuego
temblando
en el centro exacto de tu corazón.
Fernando Blanco Inglés, "Asalto al Hermitage"
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