amigo
tu carne
al siniestro demonio de la razón
deberás
convenir
conmigo
que habrás de sobrevivir a ello
con la soga anudada al cuello
los venenos secando tu sangre
y una hermosa navaja de fuego
temblando
en el centro exacto de tu corazón.
Ha caído el tiempo en la trampa de la eternidad. Se han fundido este m mundo y el otro, pero los amantes ya no están.
Fernando Blanco Inglés, "Arquitectura del sueño"
Bendito aquel que no sienta la imperiosa necesidad de explicarse, que hable sin lenguaje y se exprese sin sonido.
Bendito aquel que prescinde de todo tipo de religión a la hora de entablar una amena charla con Dios.
Bendito aquel que oye chillar el silencio y ve gotas de sangre en el pan que, cuchillos desalmados, acaban de amputar.
Bendito aquel que le concede tal importancia a su vida que es capaz de ofrecerla sin vacilar en sacrificio por cualquier causa perdida.
Bendito aquel que no tiene nombre, que carece de rostro, que siempre se halla justo donde nunca nadie es.
Bendito aquel en cuyos obsequios resulta imposible encontrar, por mas que en ellos se indague, la sombra vitriólica de un nombre
Bendito aquel que sonríe frente al piquete de fusilamiento guiñándole un ojo a los fusiles, cruzando con donaire sus piernas y apoyando su hombreo con inimitable elegancia sobre la sucia humedad del paredón.
Fernando Blanco Inglés, "La cosa en NO"