¡Oh, jóvenes, jugad! El final de la partida está l caer. ¡Oh, hermosuras, bailad! La afilada hacha del fin se cierne amenazante sobre las cuerdas vibrantes de nuestras almas. ¡Oh, voces, gritad! Los días han sido contados y el índice de dios pulsa ya el interruptor que apaga las bombillas de la escena.
Fernando Blanco Inglés, "La Cuestión Q, 2"
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