jueves, 29 de octubre de 2020

La "nueva" clase política.

     Estos depredadores sociales se caracterizan entre otras cosas por opinar con soberana estulticia y falta de pudor de aquello ante lo que los mismos dioses prefieren mantenerse en silencio. ¿En qué predios intangibles se atreven a escarbar sus sucias pezuñas? ¿Entre los bordes de que copa agrada introducen sus bacantes hocicos? ¿Por qué lo saben todo desde antes de ignorarlo? La respuesta es sencilla: son seres imbuidos por la religiosa convicción de ser los únicos capacitados para tener siempre razón. Harapientamente instruidos por una mezcla delirante de series beatas de televisión, ensayos de marketing que consideran exclusivamente la revolución como reducto ideal con el que estafar a ingenuos, catecismos decimonónicos y libros de autoayuda populista intercalamos por esos leves toques marxistas de los que hace gala el que ha oído campanas y no sabe dónde, pero que, al fin y a la postre, generosamente regados con los generosos cheques del narcotráfico internacional, en un país semianalfabeto y hasta los huevos de corrupción política, podría serles más que suficiente para articular una horda e incluso tener éxito.

Fernando Blanco Inglés, "La cuestión Q,2"

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