Normalización

Cualquier telediario que se precie debe incorporar a sus contenidos los siguientes elementos informativos:        Un accidente. A poder ser, ferroviario o aéreo. En todo caso, por defecto, al menos, si no se tiene otro luctuoso incidente a mano de mayor entidad, un autobús de ancianos o estudiantes que sufra un aparatoso siniestro puede permitirnos salir airosamente del paso. Y, si no, un ciclista vilmente atropellado por un conductor borracho puede servir para cubrir el expediente.        Una catástrofe natural: maremotos, terremotos, incendios, inundaciones por gota fría, con suculentas entrevistas a los sobrevivientes que amenicen con deliciosas subjetividades el reportaje.    Las últimas ocurrencias de políticos de todas las tendencia, cuantas más insulsas e intrascendentes, mejor que mejor, cosa que en absoluto cuesta obtener, pues no hay nada que ponga más a un menda de estos que un micrófono ante la boca.    Una encantadora anécdota doméstica del Presidente de Gobierno acaecida en sus momentos de esparcimiento en la residencia presidencial. Cualquier historieta sentimentaloide con perro o con hijas puede valer para ver lo que vale el prócer.    Un suceso de maltrato de género es indispensable; si puede ser, un escalofriante asesinato con intento de suicidio fallido por parte de su congénere, con el que se ceben a insultos e intentos de agresión las masas enfurecidas mientras la policía a duras penas consigue salvaguardar su integridad; pero, si no, cualquier ilustración general de lo mal que lo pasan las mujeres en sus matrimonios con psicópatas puede ser de utilidad para ejemplarizar la idea.    Una evidencia escandalosa de marginación de homosexuales en cualquier ámbito profesional.    Una prueba palpable de la brecha salarial que regula de modo ignominioso los discriminatorios contratos laborales que los abominables empresarios de este hetero-patriarcal país dictatorialmente exigen.    El suicido de un niño por acoso infantil en la escuela. Con entrevista imprescindible a maestros  sospechosos y padres compungidos.    Un nuevo caso de pederastia con cuanto más gente afectada mejor, y, a poder ser, pertrechado por sádicos representantes eclesiásticos católicos. Indispensable efectuar entrevistas lacrimógenas a las víctimas que pongan como chupa de domine al agresor.    En la sección de deportes, después de recrearnos jocosamente en las últimas gilipolleces hechas en los entrenamientos por las megaestrellas del fútbol, es inexcusable, como mínimo, un minuto con las últimas novedades de la selección femenina de baloncesto.     Información del tiempo edulcorada con preciosas postales que pongan de manifiesto nuestros inigualables y versátiles paisajes.    Y, sobre todo, para qué perder el tiempo con cosas que en nada contribuyen al espectáculo y sólo provocan inquietudes innecesarias entre los televidentes, impedir al precio que sea comunicar ninguna noticia importante de China, EEUU, Rusia, Japón, Europa del Este, Latinoamérica y España. Víctor Herrera del Duque: "Tiempos Modernos". ResponderReenviar