Nada más subir el telón, el mago levitó hasta
alcanzar una altura que le separaba treinta centímetros del suelo. Desde allí
invitó a bailar a su hermosa ayudante un tango superior. El público desaprobó
con rotundidad tal exhibición artística por exceso de mal gusto y exhibición de modales rayanos en la
libidinosidad.
Víctor Zamora: "Cabaret Luzbel".
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