Ante
un público enaltecido de más y predispuesto a armar gresca a las primeras de
cambio, el mago no tuvo mejor ocurrencia que extraer una ubérrima nube del
sombrero de copa, extenderla sobre el techo del teatro y ponerla a llover para
aplacar ánimos… El público, expresando vociferaciones inadmisibles para
cualquier código de buena educación, se obstinó en denunciar con toda la razón
del mundo que ese número no estaba recogido en el programa y, sin atenerse a
explicaciones, formuló demanda contra la empresa por daños y perjuicios, no sin
antes reclamar la más que lógica devolución de la entrada.
Víctor Zamora: "Cabaret Luzbel".
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