jueves, 5 de diciembre de 2013

INTEGRIDAD


Cuando el dandy naufragó, nada más llegar a la isla desierta, postróse de rodillas en las arenas de la playa y, con los ojos inundados de lágrimas, dio gracias a los dioses de la elegancia por haberle permitido salvar consigo el jabón de cannabis, la brocha de pelo de camello, la navaja de afeitar y el cofre con el tesoro incalculable de sus prendas.

Verónica Boscán: "Escenas Cotidianas"

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