viernes, 28 de junio de 2024

28-IV

A modo de prólogo…

Fernando Blanco Inglés. 24 de abril 1954- 28 de junio 2020


REBELDE CON PAUSA

 

En primaria, y después en el instituto, resistió los severos, a veces bruales, intentos de monjas y profesores de  domesticar su innata rebeldía frente al poder (no confundir con autoridad) y destruir su natural ingenuidad e idealismo. Su familia, como todas o casi todas, el cielo con un infierno dentro

Frente al fascismo y la dictadura, como tantos pero más, fue carne de cañón de militancia izquierdista. Subió a los infiernos de la dirección y descendió a la irrelevancia de la militancia de base incontables veces, José Luis, camarada ascensor. Al final todo aquello fue un inútil y extenuante bregar; se dejó el alma, y también amigos reencontrados ya después al otro lado de la secta 

Defraudado, se mudó al barrio de los asiáticos y otras hierbas;  y sufrió fatigas rabajando de bedel de la UNED (las margaritas y los cerdos)

Y llegó la pausa. Conoció a Leti, (“Dos líneas paralelas se encuentran donde menos lo imaginas, cuando menos lo esperas”), norte y guía, compañera y apoyo, con quien amó y se reconfortó. Tuvo, y tiene amor y amigos, hija y nieta (artista por herencia): cumplió como hombre. La muerte, celosa, lo reclamó con urgencia, de improviso. Un vacío lleno con su presencia

Poeta, fabulador, escribir era jugar, jugaba escribiendo. Artista, el arte como medio para entender, soportar y apreciar, levitando, la naturaleza humana 

Deseo que lean sus novelas, sus poesías. Les invito a gozar. Quien ha sido el orfebre de frases como “No recuerdo la forma de olvidarme”, “El Juicio Final fue el principio, lo demás es condena”, “No me dejes conmigo”… bien merece una visita. Lean, por ejemplo,  en “Alrededor del sol”, el poema dedicado a Harpo Marx, uno de mis preferidos por palabras obvias

La novela que hoy se presenta, “Hotel infinito” es una alegoría de un frecuente desenlace del laberinto del deseo, en palabras del emborronacuartillas, “Siempre se elige lo inevitable

 

Olvidar 

Recordar hasta alcanzar 

la amnesia total

E. Ripoll (“Guille”)








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