Es un verdadero prodigio en el terreno de la sabiduría que los periodistas, sin apenas estudios, lo mismo hablen de cuestiones tan peliagudas como el cambio climático que de asuntos macroeconómicos, política internacional, islamismo, sanidad, epidemiología, astrofísica, derecho, historia, brexit, fascismo, emigración. xenofobia, metafísica, homofobia, sexo de los ángeles... dándose siempre en todos los casos el curiosísimo hecho de que ninguno de ellos, en ninguna ocasión, para ninguno de los temas que se debaten, den la callada por respuesta, reconociendo falta de conocimientos y ausencia de información, admitan que se les corte el rollo de su monolítica charlatanería, den su brazo a torcer por haber caído en un error y, por si eso fuera poco, haciendo gala de una exquisita educación, se enfurezcan cuando alguien les lleva la contra.
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