Tras las diez plagas clásicas caídas sobre él y alguna más que sus genuinos gobernantes no contentos con las tradicionales se han inventado, el pueblo de España, sin salir del país, emprende el camino del éxodo, perseguido por los ejércitos del Faraón; sin Moisés, sin Aarón, sin maná, sin Dios, sin becerro, sin oro, con todas las tribus enfrentadas entre sí y con escasas perspectivas de atravesar el Mar Rojo sin ahogarse en el intento.
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