Si no tienes
dos dedos de frente y eres capaz de simultáneamente decir una cosa y la
contraria, no creer en ninguna de ambas, adular al poder, ocultar lo que
piensas, disimular lo que sientes, y siempre procurar, caiga quien caiga, lo
que más le convenga a tu mezquino interés, hijo mío, te hallas perfectamente
habilitado para ejercer la carrera política y alcanzar grandes éxitos personales en perjuicio de un país que no te merece...
Víctor Zamora: "Notas al Margen".
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