Cuando el Mago, pertrechado
con una sierra mecánica, seccionó en dos el cuerpo de su esbelta ayudante, el escamado público,
sospechando truco en vez de arte, no dio su conformidad hasta que la ayudante
murió desangrada sobre el escenario y la policía se llevó esposado al artista,
momento en el que rompió frenéticamente a aplaudir con tal estruendo que quedaron
hechos añicos todos los cristales del teatro.
Víctor Zamora: "Cabaret Luzbel".
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