Señoras
y señores, ustedes, por el simple hecho de que aún no vivían, no recordarán que
hubo un tiempo en el que trabajó en nuestro humilde cabaret un mago tocado por
la luna, de gran mano izquierda y truco excepcional: de su sombrero de copa, para
asombro de mortales, surgieron las páginas de una novela entre cuyas nubes
volaban los conejos y sobre cuyos arbustos brincaban en zigzag las águilas.
Víctor Zamora: "Cabaret Luzbel".
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