En la noche de la recíproca claudicación decidieron renunciar de común acuerdo a todo tipo de recriminaciones con el venerable propósito de limitarse a intercambiar opiniones positivas y francamente favorables que apuntalasen su destartalado matrimonio. Fue así como el más sepulcral de los silencios se apoderó de sus labios hasta el ansiado día del divorcio.
Verónica Boscán: "Escenas Cotidianas".
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