Había llegado el momento del amor: el arco era de piedra, la cuerda de acero,
el arquero un certero dios y la flecha una combinación letal de pólvora y
fuego… pero el proyectil rebotó sobre la superficie incapaz de atravesar el
inconsútil corazón del necio.
Víctor Zamora: "Espíritus Deportivos".
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