Ni sustancia ni forma,
ni trama ni estilo, ni idealismo ni realismo, ni método descriptivo ni estilo
metafórico, ni conceptismo ni culteranismo, ni clasicismo ni vanguardismo, ni
sencillez ni complejidad, ni ortodoxia ni heterodoxia, ni copia ni
originalidad, ni academicismo ni revolución, ni ética cisterciense ni estética
clunyaciense, ni diégesis ni mimesis, ni iconolatría ni iconoclasia, ni gótico
ni románico, ni Joselito ni Belmonte, ni Sevilla ni Triana, ni vida ni muerte,
ni cuerpo ni alma, ni blanco ni negro, porque ¿qué importa el color del gato
cuando lo decisivo es que cace pterodáctilos?
Arrivederci sobrinos, por más
increíble que parezca la vida sigue, no desestiméis las rosas que su jardín os
ofrezca, aunque todos los caminos conduzcan al infierno.
Víctor Zamora: "Cartas Tibetanas".
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