El prestigioso señor Stephen Hawking ha proclamado ante la prensa su
insobornable ateísmo. Salvo que el objetivo de tal declaración consista en
vender más libros no se entiende su necesidad. Hay terrenos a los que ningún científico
debe acceder. Aquellos donde los ángeles, según Pope, no osan pisar. ¿Nadie tuvo la amabilidad de advertirle a tan ilustre señor que, a determinado nivel de entendimiento, libre de las cadenas de la contradicción, ser
ateo es lo mismo que creer en dios?
Verónica Boscán: "Sagradas Escrituras".