Uno, el que se supone que es. Otro, el que tampoco.
Otro, el que recuerda. Otro, aquél a quien se evoca. Otro, el que escribe. Y otro
más, ése del que se pretende hablar para referirse a uno sin llegar a conseguirlo
jamás. Como no dijo Rimbaud, el otro soy yo.
Verónica Boscán: "Lengua Muerta".